Los niños "se ven todos los días enfrentados a los riesgos de explosión en todas las regiones del mundo", señala el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, que recuerda que los menores no sólo sufren amputaciones o mueren a causa de las minas, sino que muchos, al quedar incapacitados, no pueden acudir más a las escuelas.
Desde la entrada en vigor en 1999 del Tratado de prohibición de las minas, que impide tanto la producción como el almacenamiento y la utilización de minas antipersonales, más de tres cuartas partes de los países del mundo lo han ratificado, y unos 40 millones de este tipo de armas almacenadas han sido destruidas.
Además, grandes extensiones de terreno han sido desminadas, y los países donantes han proporcionado 2.000 millones de dólares para los programas antiminas.
Sin embargo, a pesar de esos avances, las minas y municiones no explotadas siguen constituyendo una amenaza y mutilan cada año a unas 10.000 personas.
La amenaza de las minas está presente todavía en numerosos países, como Camboya, donde hay minas terrestres plantadas en "cerca de la mitad de los pueblos", y Laos.
Entre los otros países más contaminados por la existencia de minas se destacan Colombia, Afganistán, Bosnia-Herzegovina, Chechenia (dentro de la Federación Rusa), Irak, Nepal y Sri Lanka.
No obstante, algunas grandes potencias, como E.U., China, Rusia e India no se han adherido a la convención antiminas.
Unicef forma parte de las 14 instituciones de Naciones Unidas que llevan a cabo una acción común en el terreno de la lucha antiminas.
Tomado del Tiempo.com
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