Aprovechar la inocencia de los niños es un mecanismo de los grupos narcoterroristas que operan en Colombia, para reclutar menores de edad, que por lo general habitan en las zonas más apartadas del país. Estos niños son víctimas de falsas promesas hechas por estos delincuentes, a quienes no les importa destruir los sueños e ilusiones que se viven a esta edad.
Es un acto de crueldad, involucrar a un niño en una guerra que ni siquiera estos narcoterroristas logran entender, pues cómo explicar una ideología que promete brindar un mejor país y un porvenir estable, cuando en realidad esta acabando con el futuro de Colombia, "los niños".
Este testimonio es de un menor perteneciente a un frente de las Farc que asaltó el municipio de Puerto Rico, Meta, ocurrido a mediados de julio de 1999. El menor resultó herido en el mismo hecho.
"Ellos me dijeron, hace seis meses, que les ayudara a conseguir yuca y plátanos; a mi me tocó ir a conseguir eso hace como diez días mas o menos, me dijeron que me alistará que nos veníamos. Me dijeron: chino, alístese que nos vamos. Entonces yo les dije: ¿qué nos vamos para dónde? Me dijeron alístese y de ahí me pasaron un equipo y dentro del equipo venía un enlatado, un uniforme, otras cosas como unas botas de caucho nuevas y ahí fue donde me trajeron para Puerto Rico.
Yo no recibí entrenamiento, ni sabía para dónde venía ni mucho menos que iba a hacer.
Cuando ya veníamos, me dieron un revólver y una pistola. El revólver ya lo sabía manejar, la pistola ellos me dijeron cómo manejarla. Actualmente tengo trece años; a la edad de 4 años me llevaron para los lados del Guaviare.
La guerrilla me llevó a Puerto Rico para atacar el pueblo. a unos muchachos les ordenaron hacer huecos para trincheras. Y de ahí mandaron un grupo para abajo. A nosotros nos dejaron en una loma. El grupo que estaba abajo fue el que empezó a pelear. Entonces nosotros nos metimos dentro de un hueco. Después de estar combatiendo nos tocó salirnos y correr por un alambrado. porque llegó el ejército,. Y el comandante nos ordenó volver otra vez a las trincheras. Ahí estuvimos un rato. y en ese momento sentí una explosión. No se qué me cayó, si un bombazo o una granada de mano. Ahí fue cuando me dejó la vida (perdí el sentido); de ahí yo no supe nada.
Era la primera vez que me traían a un combate. Nos dijeron que veníamos a pelear: Nos daban moral y nos decían que no echáramos balas a la loca. Cuando viéramos al enemigo había que dispararle.
Para este combate venían como treinta niños conmigo, entre quince, catorce y dieciseis. Como ellos permanecían en el pueblo entonces a mi tocó ayudarlos. yo tenía muchos nervios en el combate. Después de que estaba herido ninguno de mis compañeros me ayudó. pasé toda la noche y al otro día por la mañana me levanté, miré para todos lados y no había nadie.
Entonces yo anduve un rato por la carretera y llegué a una casa y había un muchacho. Le pregunté que si tenía un chiro limpio para que me limpiara la herida después que el muchacho me curó salió una señora. me regalo un poquito de chocolate y un pan. Me indicaron el camino para el pueblo.
Cuando llegué al pueblo busqué a unos amigos, pero no los encontré. El único que me ayudó fue el Ejército; ellos me recogieron y me trajeron para el Hospital de Granada.
En este momento yo no volvería a la guerrilla. A uno le queda la experiencia. Yo a ellos los ayudé y después de estar herido ellos me dejaron, ninguno me ayudó."
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